La complejidad del siglo XXI impacta directamente en el diseño a causa de las constantes necesidades que exige la sociedad. Las ramas del diseño deben ser cada vez más transversales, adaptarse a nuevos paradigmas, responder a diversas e inesperadas necesidades. Ya no existe el “cada maestrillo con su librillo” sino la interconectividad, la movilidad, la articulación de enfoques entre centros y como no, la especialización como seña de identidad y patrón intelectual.

Hoy nos reunimos para acercarnos a cuatro modelos formativos, para aproximarnos a realidades que pueden ser distintas o similares y que llegan de Portugal, Venezuela, Chile y Perú.